miércoles, 3 de octubre de 2012

La particular liturgia de Yom Kipur Rabi Shmuel Shaish*


Una parte central del servicio de Musaf en Yom Kipur lo ocupa el Seder Haavodá (la descripción del sacrificio oficiado por el Sumo Sacerdote en el Templo de Yerushalaim), como complemento de la lectura matutina de la Torá. El libro Levítico 16 están las órdenes para el sacrificio del macho cabrio y el Holocausto (sacrificio en el que era sacrificada y quemada completamente la ofrenda) del Sumo Sacerdote para perdonar los pecados de él y del pueblo de Israel.
Luego de esa lectura continúa el servicio de Musaf (el agregado de las fiestas) y allí leemos el Seder Haavodá. En hermosa y poética descripción leemos como se elegía al macho cabrio que iba a ser despeñado en el desierto, cargando los pecados del pueblo.
En la primera confesaba sus propios pecados, en la segunda los pecados de los demás sacerdotes, y, en la tercera, ofrecía confesión por todo el pueblo de Israel. En cada confesión pronunciaba el "nombre inefable" y en cada instante, los sacerdotes y el pueblo que se encontraban en el atrio del Templo, cuando escuchaban el "nombre inefable", se prosternaban y respondían: Bendito Sea Su Glorioso Reino por siempre jamás. Leemos la descripción que los poetas hacían de la alegría que se posesionaba de todo Israel al finalizar los ritos de expiación. Los cielos se alegraban, las tierras fértiles se regocijaban. El hombre y la naturaleza se unían en plegaria a Dios, quien los había purificado."
Las descripciones son realmente hermosas y me imagino que habrán sido momentos de exaltación para todo el pueblo, especialmente si el Cohen Gadol entraba y salía en paz y orden del Santuario. En esos momentos del servicio, realmente me siento elevado y me prosterno de todo Corazón y espero que Dios escucha mis suplicas y las de todo el pueblo.
Todos los años en esos momentos entiendo la sabiduría de la Torá en las ordenes



que nos da como el sacerdote pedía perdón, primero por el, luego su tribu y familia y al final por todo el pueblo. Es un mensaje extraordinario, primero yo tengo que estar limpio y puro, mis seres queridos y cercanos en Segundo circulo y en tercer circulo la nación.
Pedir perdón por todos es muy general, y, ya conocemos a aquellas personas que siempre se ocupan de los demás, y no se atreven a mirarse a si mismos. El Seder Haavodá nos enseña el verdadero camino de la purificación: si estoy en paz conmigo mismo, estoy preparado para pedir y ayudar a los demás. Y esa idea se repite en otras partes de la liturgia de este sagrado día. El jazán pide a Dios que lo perdone por sus pecados antes de empezar a dirigir los servicios. Pero no solamente debemos pedir por nosotros, ya que somos parte de una familia y de una nación, todos somos responsables de todos. Yo me debo preocupar por mí, pero también por "nosotros" y por "ellos". En la plegaria "Al Jet" (por los pecados) leemos una larga lista de pecados que "hemos" cometido. Quizás yo no cometí parte de esa lista, pero otros si. Y somos un grupo de individuales que debemos ser responsables uno de los otros. Pero realmente podemos serlo si estamos en paz con nosotros mismos. Como muy bien sintetiza la idea de la responsabilidad personal con la idea de la responsabilidad colectiva el gran sabio Hilel (siglo I e.c.): "Si yo no me ocupo de mi, quien se ocupara de mi? ¿Y si me ocupo solamente de mi, que soy? ¿Y si no ahora cuando?"
Y eso nos debe ocupar en Yom Kipur. Purificarnos, perdonar y ser perdonados y tratar de recomenzar limpios ante Dios, nosotros mismos y nuestros prójimos, confiando en que el Creador nos selle en el Libro de la Vida.
* Comunidad "Taguel Aravá", Eilat
shm111@smile.net.il



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