martes, 24 de mayo de 2011

Las finanzas y tu relación con Dios.




Si nuestra vida diaria no refleja ese servicio, no estamos sirviendo a Dios.
Hay una gran cantidad de servicio falso de parte de muchos que profesan servir a Dios pero en la realidad lo que pretenden es que Dios les sirva a ellos. Es verdad que ellos dan, pero siempre esperan que se les pague.
Ellos ayudarán al necesitado, pero es para que Dios no permita que ninguna tragedia le suceda a ellos. Esta lista se podría proseguir y, al hacerlo, sin duda algo se aplicaría a cada uno de nosotros. ¿por qué? Porque muy pocos, creo yo, entendemos la función que tienen las finanzas en nuestra vida espiritual.
Los principios financieros dados a través de toda la Palabra de Dios no están ahí para ver si nosotros somos lo suficientemente fuertes como para vivir conforme a ellos – fueron dados porque Dios sabe que son lo mejor para nosotros-.
Los principios de Dios acerca de las finanzas no son un conjunto de reglamentos arbitrarios mediante los cuales gobernamos. Estos representan la sabiduría de un Padre amante para aquellos que le oyen y confían en Él.
Nosotros hemos constituido una sociedad afluente basada en la arena movediza de una deuda futura. Todo lo que tenemos está en peligro de ser barrido por cualquier crisis financiera, aun relativamente pequeña. No será así con aquellos que observan y obedecen la sabiduría financiera de Dios; ésta edifica para que perdure, no para impresionar a otros.
¿Por qué Cristo enseñó acerca de las finanzas?
Muchos cristianos se sorprenden al descubrir que aproximadamente dos tercios de las parábolas que Cristo usó al enseñar tienen que ver específicamente con las finanzas.
La razón para esto es muy simple: Él escogió un asunto con el cual casi todo el mundo está identificado.
Cristo nunca dijo que el dinero o las cosas materiales fueran problemas. Él sencillamente dijo que éstos eran síntomas de problemas reales. Él constantemente nos advirtió que guardáramos nuestros corazones de la avaricia, la codicia, el egoísmo y el orgullo, porque esas son las herramientas que usa Satanás para controlar y manipular este mundo.
Cristo nos advirtió mucho más acerca del materialismo que ningún otro pecado: “Y les dijo: Estad atentos, y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes”. Lucas 12:15
Las mismas riquezas provistas por Dios para mejorar nuestras vidas y traer a otros a la salvación, Satanás las ha tomado y las ha desviado para su propio uso. Se piensa de los pobres como perdedores, menos espirituales que los triunfadores.
¿Es malo ser rico?
Rico es un término muy subjetivo, pero aquí es usado en relación con tener suficiente dinero para cubrir las necesidades razonables de uno y que todavía le queden algunos fondos.
Es claro que la Palabra de Dios enseña que muchos de sus hijos caerán dentro de esta categoría; ellos no solamente serán capaces de cubrir sus necesidades, sino también tendrán los medios para ayudar a otros que tienen necesidades.
El plan de Dios está claramente declarado en 2ª Corintios 6:14-15 “Que nuestra abundancia en el presente tiempo supla las necesidades de otros, para que también la abundancia de ellos supla nuestras necesidades”, una buena alternativa de bienestar social dentro de la iglesia.
Las finanzas, nuestro barómetro espiritual
Una de las señales más seguras de los principios mundanos en el cristianismo es el amor al dinero. Éste se manifiesta por el miedo al futuro. Este miedo domina la actitud de la mayoría de los creyentes en estos tiempos.
El miedo de no tener bastante para el futuro hace que muchos cristianos roben a la obra de Dios de los mismos fondos que Él ha provisto. Pero el ejemplo del rico insensato, dado por el Señor en Lucas 12:16-20, debería ser una clara indicación de lo equilibrado según Dios es: “Cuando dudes…no acumules”.
¿Qúe debemos hacer?
Sería negligencia de nuestra parte al concluir este estudio de las formas que las finanzas reflejan nuestra fe, si no señalamos algunos pasos sencillos para comenzar la aplicación de la sabiduría de Dios:
Primero: Estudia los materiales disponibles acerca de los principios de Dios para administrar las finanzas. Puedes extraer todos los principios de la Biblia tú mismo, o realizar un estudio organizado para aumentar tus conocimientos con las ideas que otros han aplicado a estos principios.
Segundo: Aplica la disciplina piadosa a tu estilo de vida. La Palabra de Dios hace muy claro que el derroche y el desperdicio no son principios piadosos, sino mundanos.
Cada familia cristiana debe examinar sus hábitos de gastos, y particularmente en las áreas donde hay derroche y rendir cuenta de su mayordomía a Dios.
Tercero: Enseña a tus hijos los principios de Dios. El peso que los principios financieros del mundo ponen sobre tu familia hoy día es enorme.
Más de la mitad de los matrimonios fracasarán por causa de las tensiones financieras innecesarias. Los padres cristianos nunca deben permitir que sus hijos abandonen el hogar sin equiparlos antes con el conocimiento fundamental de las finanzas que van a necesitar para sobrevivir en una sociedad materialmente loca.
Cuarto: Enseña a tus vecinos. Hay en este momento varios cientos de parejas cristianas que regularmente enseñan los principios de Dios en cuanto a la finanzas y presupuestos básicos en hogares e iglesias.
Millones están sufriendo y no saben adónde acudir para conseguir ayuda. Ellos responderán, no solamente al consejo financiero, sino también al mensje del evangelio que debe siempre acompañarlo.
Autor: Larry Burkett.

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